“La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.”

“La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.”

viernes, 12 de abril de 2013

Oliverio Girondo

Oliverio Girondo, Buenos Aires, 17 de agosto de 1891 - Buenos Aires, 24 de enero de 1967.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso ... Durante horas enteras nos anidábamos en una nube como dos ángeles.


-Que delicia la de tener una mujer tan ligera... aunque nos haga ver de vez en cuando las estrellas! que voluptuosidad la de pararse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un sólo vuelo.

-Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias, o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco  o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar, una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.

-El amor. ¿Cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire? Amar es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo tu esclavo, para transformar su vida en tu vida, ¿cómo amar sin pedir nada a cambio, sin necesitar nada a cambio?

-¿Qué pasó, te llevó a volar y te dejó caer desde lo alto? te advertí que ibas a salir herido.
-Es mejor herido que dormido como hasta ahora.
-¿Te gusta sufrir?
-A veces una herida te recuerda que estás vivo.
Es esto el amor mi estúpida muerte es esto. ¿Cómo explicártelo? pobrecita, sí entendieras eso estarías viva.



-Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡imposible saber cuál es la verdadera!
Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.
Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.
***
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros.
 Llorar la digestión. Llorar el sueño.
 Llorar ante las puertas y los puertos.
 Llorar de amabilidad y de amarillo.
 Abrir las canillas, las compuertas del llanto.
 Empaparnos el alma, la camiseta. 
Inundar las veredas y los paseos,
 y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

-La lluvia con frecuencia, penetra por mis poros, ablanda mis tendones, traspasa mis arterias, me impregna, poco a poco, los huesos, la memoria. Entonces, me refugio en un rincón cualquiera y estirado en el suelo escucho, durante horas,el ritmo de las gotas.

-En estas ocasiones, creo sinceramente que lo mejor es tragarse una cápsula de dinamita y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.


-Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro.

No me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

-Me permite
-Si
-¿Conoce a Benedetti?
-Benedetti… ¿Trabaja acá?
-¿Usted quiere ir al paraíso?
-…………
-No se preocupe, las putas van a llegar primero…






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