“La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.”

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miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Quién es la Femme fatale?

Por Helena Lugo


La idea de la mujer destructiva y a la vez fascinante, demoníaca y a la vez atractiva, resurge a mitades del siglo XIX con una fuerza inusitada. El protagonismo en el imaginario erótico masculino de la época, aunado a los cambios sociales, convierten a la mujer en una figura que si bien es hermosa, también, es fatal. 

Fue en 1860 que la recreación de la femme fatale resurgió especialmente en Inglaterra, Francia y Bélgica. Este icono letal invadió el arte y la literatura, era la representación de la indecencia, una mujer seductora y misteriosa que subvertía el orden burgués.

En contraposición a esta iconografía, el ideal femenino era enfermo, débil, inerte y famélico, signos de pureza y atracción. La idea romántica de la mujer era frágil e inválida; la enfermad era el signo de pureza mental y física y así se representaba en el arte. Era esto a lo que las mujeres aspiraban. Ser femenino era ser algo sin vida.

¿A qué se debe la reaparición del mito de la mujer fatal?

Una de las primeras causas es la aparición de movimientos feministas que buscaban emanciparse. Las peticiones de estas mujeres en búsqueda de igualdad alteraron los valores de la sociedad puritana inglesa. Estas primeras luchas coincidieron con una gran depresión económica por lo cual se asoció la crisis con los movimientos feministas. 

A consecuencia de esto surge otro de los factores más importantes que dan vida a este icono; el temor masculino ante esta nueva idea de mujer, la que lucha por sus derechos, busca hacerse un lugar en la vida pública y busca entrar en el mundo del trabajo. El hombre comienza a sentirse amenazado ante esta mujer que puede hacerlo todo.

Por otro lado, el incremento en la prostitución llegó a estadísticas nunca antes vistas, se convirtió en un fenómeno que propagó enfermedades venéreas causando estragos en la sociedad, de los cuales se responsabilizó a las prostitutas cuando en realidad, ellas eran las víctimas. Mientras esto sucedía en las calles, en los libros autores como Nietzche o Schopenhauer exaltaban la superioridad del hombre, dando autoridad así a actitudes misóginas y sexofóbicas.

Esto dio paso a la creación de imágenes que reforzaban la idea de la mujer letal, generando verdades a partir de ellas, ya que si en un principio la idea creaba la imagen, posteriormente las imágenes generaban y consolidaban las ideas. Gracias a esto pintores como Dante Gabriel Rosetti, William Hunt o William Waterhouse, despliegan imágenes de esta mujer cuya naturaleza es salvaje y destructora. Así mismo personajes de la antigüedad vuelven a ser motivos en las pinturas de la época; Helena de Troya, Pandora , Lilith, Salome, Judith, Dalila regresan al imaginario para constatar que pueden destruir ciudades, desatar terrores o cortar cabezas. - See more at: http://culturacolectiva.com/quien-es-la-femme-fatale/#sthash.Px1PBzko.dpuf

La literatura, también, hizo su parte con personajes adúlteros como Madam Bovary o Ana Karenina, cuyos sueños siempre parecen estar en contra de su realidad, mujeres que luchan constantemente entre la sociedad y sus deseos. Mujeres que se enfrentan contras las represiones sociales y que terminan destruyéndolo todo.

Sin embargo, la mujer fatal no era sólo una idea sino que correspondía a características físicas específicas que la consolidaron como arquetipo en el imaginario no sólo masculino sino femenino. Las mujeres fatales tenían una belleza ambigua e inquietante, debía tener una cabellera larga, suelta y generalmente pelirroja, labios carnosos, senos abundantes y sobretodo una energía sexual incontrolable y una personalidad atractiva y seductora. 

Estos sentimientos duales que generaba la mujer fatal, que infundían miedo y atracción al hombre, muestran todo un imaginario que aunque no parezca, continúa hasta nuestros días a pesar de estar oculto en otras formas.

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