Dejé de creer en el destino cuando conocía a alguien que pensaba lo era, y conforme fue pasando el tiempo, me di cuenta que no.
Solía pensar que conocía a esas personas "por algo"y sí quizás las conocemos por una razón que después, mucho después entendemos.
Aunque a veces tengo mis dudas, todavía sigo creyendo que las personas no son destinos como tal. Más bien creo que son "casualidades" de la vida, las que nos lleva a cruzarnos con estas personas que quizás teníamos que conocer. Pero todas ellas, sin duda dejan un aprendizaje en nosotros, o en su defecto, un recuerdo.
Nuestro corazón es sagrado, es vulnerable, es sensible, es compasivo, es armonioso, es puro amor; por lo tanto debemos cuidarlo. Él solo quiere amor y es preciso encontrar alguien que en verdad quiera dárselo.
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