Te amé tal y como eras, y jamás querría que fueras de otra manera, te amé sin comprenderlo todo de ti, convencido de que el tiempo me daría la manera de hacerlo; quizá en medio de todo ese amor olvidara a veces preguntarte si me amabas hasta el punto de abrazar todo lo que nos separa.
No te equivoques, Julia, la vida no se vive en recuerdos que se confunden con anhelos. La felicidad necesita algunas certezas, por pequeñas que sean. Ahora te corresponde a ti, y sólo a ti, elegir. Yo ya no estaré aquí para decidir por ti, y de hecho hace ya mucho tiempo que no lo hago. Pero cuidado con la soledad, es una compañía peligrosa. Dondequiera que vaya ahora, llevo conmigo el recuerdo de un amor infinito, mi amor por ti. ¿Recuerdas esa leyenda china, esa historia tan bonita que narraba las virtudes de un reflejo de luna en el agua? Hacía mal en no creer en ella, también eso era sólo cuestión de paciencia; mi deseo se habrá cumplido al final, puesto que esa mujer que tanto esperaba ver reaparecer en mi vida eras tú.
No olvidaré jamás el rostro maravilloso que la vida me regaló una tarde de noviembre, una tarde en que, habiendo recuperado la esperanza, trepé a un muro para caer en tus brazos, yo que venía del este, y tú, del oeste. Eres, y seguirás siendo en mi memoria, lo más hermoso que me ha pasado en la vida. Me doy cuenta ahora de cuánto te amo al escribirte estas palabras. Hasta pronto, quizá. De todas maneras, estás aquí, siempre estarás aquí. Sé que, en alguna parte, respiras, y eso ya es mucho. Te amo.
El hombre que la quiera tendrá que acostumbrarse a su carácter (un amigo puede decirle esto sin que se enfade, ¿verdad?), pero en contrapartida tendrá junto a él a una mujer cuyas carcajadas lograrán despejar todas las tormentas de su vida."
La química secreta de los encuentros" (2012) Marc Levi