“La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.”

“La libertad y la simple belleza son demasiado buenas para dejarlas pasar.”

martes, 26 de marzo de 2013

Julio Cortázar

Julio Florencio Cortázar Descotte Ixelles Belgica, 26 de agosto de 1914 – París, 12 de febrero de 1984.

Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno.

  
Cada vez iré sintiendo menos y recordando más.

Pero ya no te puedo hablar de esas cosas, digamos que todo se acabó y que yo ando por ahí vagando, dando vueltas , buscando el norte, el sur si es que lo busco. Si es que lo busco. Pero si no los buscara, ¿qué es esto? Oh, mi amor, te extraño, me dolés en la piel, en la garganta, cada vez que respiro es como si el vacío me entrara en el pecho donde ya no estás.

La explicación es un error bien vestido.


Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

No renuncio a nada, simplemente
hago lo que puedo para que
las cosas me renuncien a mí.


-Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, lo atás con ayuda de las palabras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo.

-Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas…Era así, el piano iba por su lado y el violín por el suyo y de eso salía la sonata…

-Ni libro, ni más letras. La vida es así… El principio de las cosas siempre lleva implícito su fin.



La esperanza le pertenece a la vida, es la  vida misma defendiéndose.

Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento, pero  que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.

Ven a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo.

Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.

La Felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizás más triste que esta paz y este placer.

Como cansa ser todo el tiempo uno mismo.

La verdadera cara  la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente hacia atrás. 

japon gatos centro
Bolero


Qué vanidad imaginar 
que puedo darte todo, el amor y la dicha, 
itinerarios, música, juguetes. 
Es cierto que es así: 
todo lo mío te lo doy, es cierto, 
pero todo lo mío no te basta 
como a mí no me basta que me des 
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca 
la pareja perfecta, la tarjeta postal, 
si no somos capaces de aceptar 
que sólo en la aritmética 
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito 
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo, 
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y este fragmento:

La lenta máquina del desamor 
los engranajes del reflujo 
los cuerpos que abandonan las almohadas 
las sábanas los besos

y de pie ante el espejo interrogándose 
cada uno a sí mismo 
ya no mirándose entre ellos 
ya no desnudos para el otro 
ya no te amo, 
mi amor.
Suelo empezar yo, acordándome con desprecio de mis más antiguo culto ciego a los amigos, de lealtades mal entendidas y peor pagadas, de estandartes llevados con una humilde obstinación a las ferias políticas, a las palestras intelectuales, a los amores fervorosos. Me río de una honradez sospechosa que tantas veces sirvió para la desgracia propia o ajena, mientras por debajo las traiciones y las deshonestidades tejían sus telas de araña sin que pudiera impedirlo, simplemente consintiendo que otros, delante de mí fueran traidores o deshonestos sin que yo hiciera nada por impedirlo, doblemente culpable. 
Rayuela, capítulo 138

Yo ya era así antes de que tú llegaras, caminaba por las mismas calles y comía las mismas cosas. Incluso antes de que llegaras yo ya vivía enamorado de ti y a veces, no pocas, te extrañaba como si supiera que me hacías falta.

Pero el trabajo de resistir con una sonrisa cobradora y como de vuelta las ofensivas verbales de los monstruos, la fatiga atrozmente. Cada vez se va más temprano a dormir, y los monstruos sonríen amablemente al desearle las buenas noches.


La Maga, la mujer que todas querían ser.


"Todas querían ser esa mujer despeinada que nadaba en ríos metafísicos, mientras, expectante, los ojos de Oliveira esperaban que el azar estuviera de su lado para ver su silueta cruzar el Pont des Arts. Ella era capaz de romper los puentes parisinos con sólo cruzarlos.

Julio Cortázar nació hace 100 años y uno de sus grandes legados fueRayuela, una pieza lúdica, de encuentros azarosos y una tabla de navegación que permitía al lector tomar el timón de su lectura. Esta novela no sólo rompió esquemas de escritura, lenguaje y lectura, también fue capaz de idealizar a una mujer, con la misma vena “fatalista” que los poetas malditos, pero con el absurdo del patafísico Alfred Jarry.

Ya pasaron 50 años de los encuentros parisinos entre Horacio Oliveira y Lucía, pero esta musa metafísica sigue cautivando generaciones de mujeres que viven bajo el eterno complejo de La Maga". 

Rayuela

La novela no descubrió a un personaje al que le gustaría parecerse, sino que el autor argentino la hizo sentir, pensar y respirar como La Maga, y al igual que millones de mujeres, reconoció en ella las posibilidades de la libertad.

“Entró en las páginas por derecho propio, en libertad total y siempre al borde del desastre”, dijo entonces Guillermo prieto. “No me importó que no me pareciera a ella; no existía en mis lecturas otro escritor que ofreciera a las mujeres en embrión una manera de ser femeninas que nos permitiera ser rebeldes; la libertad definía a La Maga”.


UNA EDUCACIÓN SENTIMENTAL

Aunque muchas mujeres soñaron o creyeron ser La Maga, entre ellas la poeta Alejandra Pizarnik, no todas las lectoras de Julio Cortázar quisieron ser esta mujer fumadora de Gitanes, espontánea, loca, naïve y casi neófita en las discusiones intelectuales muy “elevadas”. Una de ellas es la escritora Ana Clavel, para quien esta musa casi divina, era en realidad poco transgresora.

Clavel fue tocada por la magia del universo rayueliano, pero no por La Maga. Aunque recuerda que muchos hombres cruzaron océanos para tratar de encontrar la suya.

“A los primeros lectores de Rayuela, una generación anterior a la mía, les sirvió como una suerte de educación sentimental de su época. Para esa generación con ciertas pretensiones intelectuales, tanto el modelo de Oliveira como el de La Maga se convirtieron en iconos de un modo de ser contemporáneo de vanguardia, que rompía esquemas”, opina la escritora, quien adjudica la fascinación que despierta el personaje, por la manera que Cortázar tiene de presentarla: “una mujer para ser admirada, para ser reverenciada, que te hechice como hada mágica. Es esa mirada masculina que cifra en la mujer una suerte de misterio y que se relaciona con ella sin realmente tener un entendimiento”.

Carmen Boullosa confiesa que tampoco se identificó con La Maga, pero siempre soñó con estar en las filas de Cortázar: vivir la vida bohemia, plagada de música y creer que las utopías podían hacerse realidad.

“¿Alguna vez quise ser La Maga? No. ​La Maga era lánguida y jazzera; yo amaba el rock y quería ser escritora.​ ​Mis ídolas cantaban rock o estaban en las peñas, yo quería ser como ellas. Vestir faldas muy cortas y huipil”, dice la novelista.

“Nunca fue un modelo para mí. Sí ​en cambio, era un modelo​ la novela donde ​La Maga flota, como una ilusión​. Esa novela​ juguetona, movible, lírica, cargada de ideas, de humor, de alegría juvenil, me marcó”. 

La Maga ha fascinado a hombres y mujeres, ha inspirado blogs, ensayos y conferencias, a pesar de que este personaje está alejado de toda perfección y en ocasiones es minimizado por el mismo Oliveira, por su falta de cultura. Pero en el instante en que ella desaparece, la mujer pasa a un terreno más celestial y se convierte en ese amor platónico, que ni el azar podrá volver a juntar.

Clavel recuerda que los diálogos de este personaje raro y enloquecido no eran fuera de este mundo, y menciona el capítulo de la muerte de Rocamadour, cuando Lucía está tan perdida en su aventura existencial, en sus locuras y en su vida amorosa, que su hijo muere a causa de su descuido. 

“Hay que ver a La Maga de una manera más crítica, más que esta idea sublimada del eterno femenino. Es la mirada de Cortázar, de Oliveira, que le adjudica esa carga mágica, lo que la hace convertirse en esta suerte de eterno femenino, que los hombres se han fabricado y que las mujeres respondemos a ese arquetipo de manera soñada”.
La musa original

Alejandra Pizarnik, por su cercana relación con Julio Cortázar y por haberlo conocido de manera incidental en París, pensaba que era la inspiración. Aunque Cortázar nunca se lo negó a su amiga, quien se suicidó en 1972, años después el autor le diría en una carta a Ana María Barrenechea que Pizarnik no era La Maga, que la había conocido ya terminada la novela.

“Yo creo que la verdadera inspiración está en André Breton, en Nadja. Es un claro homenaje a Breton y en ese sentido a la admiración de Cortázar al surrealismo que de algún modo lleva las ideas dadaístas a su plenitud en una literatura lúdica que pasa más por una suerte de tanteo de los sentidos, que aproximarse a las verdades de una forma que deja mucho al azar que funcione”, opina Clavel.

Hace unos años, La Nación de Argentina publicó una entrevista con una mujer octogenaria de nombre Edith Aron, la verdadera Maga. Ella habló de sus encuentros con el argentino, muchos gobernados por el azar, otros no, y que el autor efectivamente le dijo que se había basado en ella para Rayuela y que la muerte de Rocamadour significaba la muerte del amor de Oliveira por Lucía.

Aron vive en Londres, en el anonimato, y sin poder perdonarle a Cortázar el haberle quitado las traducciones que ella hacía al alemán de su obra porque, dijo, el autor se quedó con la imagen de La Maga inocente, la misma que en Rayuela no podía integrarse a las discusiones literarias del Club de la serpiente.

Con Rayuela, Cortázar ha inspirado a escritores de todo el mundo, y si bien La Maga fue el arquetipo femenino que volteó “como calcetín” la mente de muchas jóvenes de su tiempo y de la siguiente generación, el influjo se ha diluido, naturalmente, con el tiempo; pero no lo suficiente para desaparecer. Hoy en las redes sociales pueden encontrarse aún decenas de Magas que nadan en ríos metafísicos y cruzan puentes confiadas en que el azar las lleve a encontrar a un Oliveira con el que jueguen a ser cíclopes mientras sus bocas luchan tibiamente

fuente:http://www.elfinanciero.com.mx/after-office/la-maga-la-mujer-que-todas-querian-ser.html

"Las mujeres en la literatura y en la vida siempre son fascinantes, seres indescifrables y esas características son en extremo seductores. Uno que tiende a traspapelar la vida y la literatura sabe que una mujer es poema que se escribe desde la pasión, sabe que un personaje femenino ficticio se escribe desde lo vivido y lo amado, desde el corazón que bombea tinta dulce y metáfora, como sin duda Cortázar escribió a la Maga."

fuente: http://urbebabel.zoomblog.com/archivo/2007/07/29/enamorado-De-La-Maga.html

Pero de tonto sólo tengo la suerte, y sé que si me voy, esta Rémington se quedará petrificada sobre la mesa con ese aire de doblemente quietas que tienen las cosas movibles cuando no se mueven. Entonces tengo que escribir. Uno de todos nosotros tiene que escribir, si es que esto va a ser contado. Mejor que sea yo que estoy muerto, que estoy menos comprometido que el resto; yo que no veo más que las nubes y puedo pensar sin distraerme, escribir sin distraerme (ahí pasa otra, con un borde gris) y acordarme sin distraerme, yo que estoy muerto (y vivo, no se trata de engañar a nadie, ya se verá cuando llegue el momento, porque de alguna manera tengo que arrancar y he empezado por esta punta, la de atrás, la del comienzo, que al fin y al cabo es la mejor de las puntas cuando se quiere contar algo).

1 comentario:

  1. El texto: "Yo ya era así antes de que tú llegaras, caminaba por las mismas calles y comía las mismas cosas. Incluso antes de que llegaras yo ya vivía enamorado de ti y a veces, no pocas, te extrañaba como si supiera que me hacías falta" no es de Cortázar, eso es un grave error viralizado en redes sociales y blogs; el autor correcto es el escritor contemporáneo Edel Juárez y pertenece a su libro "Todo lo que alguna vez"

    ResponderEliminar